Al principio de nuestras vidas, la identidad es algo totalmente ajeno (e irrelevante) para nosotros. Esta se desarrolla mayormente de manera pasiva, sin ofrecer mucha resistencia a los estímulos externos, lo que la hace adquirir matices y rasgos de una
forma casi totalmente inconsciente.
A medida que van entrando los años, nos vamos identificando de manera propia con ciertas ideas, objetos y emociones, pues, lo mas común entre en el ser humano es tratar de identificarse con algún modelo de personalidad (o estereotipo), para así obtener la aceptación y reafirmar la confianza en uno mismo.
Pero, aquí es cuando todo el material inconsciente entra en juego, pues muchas veces creemos que somos libres de elegir, cuando en realidad, simplemente seguimos las ordenes inconscientes de nuestro influenciado y trastocado concepto del yo.
Desde pequeños, nos obligan a tener ciertas creencias, concepciones del mundo, ideologías, que mas tarde terminamos por aceptar como nuestras. Finalmente, nos identificamos con todo lo que gire en torno a ellas, escogiendo y obrando según lo que se nos inculcó a hacer.
Una persona que nació, por ejemplo, en un ambiente musical, obtendrá de manera inconsciente cierta afinidad e inclinación hacia la música. Cuando a esta persona le llegue la edad de elegir una carrera, probablemente su decisión ya este condicionada y escoja una carrera musical. De ser así, esta persona construirá su futuro mito personal en base a estas habilidades -e inclusive- (viendo el lado positivo), terminara por sobresalir y convertirse en una eminencia en su área, por el mismo hecho de haberse iniciado tan tempranamente en ella.
Al respecto, Goethe escribió: "No es extraño que a quien la naturaleza eleva, coseche grandes éxitos", haciendo una referencia sobre quienes nacen en un entorno que los favorece y terminan por ser buenos en algo en especifico.
Pero mas adelante, en el mismo verso, Goethe reafirma la superación del mito personal, añadiendo: "Del poder que a todo hombre encadena, se libera solo aquel que se supera".
Nuestro propio mito personal impurificado, construido en base a cualidades e ideologías desarrolladas de manera externa (y muchas veces, adquiridas hasta forzadamente), termina por volverse, sin siquiera darnos cuenta, en el mayor condicionador de nuestra vida.
De esta forma, nos asemejamos a un gusano de seda. Pensamos que somos libres tejiendo, cuando en realidad fuimos concebidos para tejer.
La superación del mito personal deberá ser un objetivo para quien quiera llevar un libre desarrollo de su personalidad, porque para que aflore el verdadero yo, uno debe librarse de todas las influencias del inconsciente colectivo.
forma casi totalmente inconsciente.
A medida que van entrando los años, nos vamos identificando de manera propia con ciertas ideas, objetos y emociones, pues, lo mas común entre en el ser humano es tratar de identificarse con algún modelo de personalidad (o estereotipo), para así obtener la aceptación y reafirmar la confianza en uno mismo.
Pero, aquí es cuando todo el material inconsciente entra en juego, pues muchas veces creemos que somos libres de elegir, cuando en realidad, simplemente seguimos las ordenes inconscientes de nuestro influenciado y trastocado concepto del yo.
Desde pequeños, nos obligan a tener ciertas creencias, concepciones del mundo, ideologías, que mas tarde terminamos por aceptar como nuestras. Finalmente, nos identificamos con todo lo que gire en torno a ellas, escogiendo y obrando según lo que se nos inculcó a hacer.
Una persona que nació, por ejemplo, en un ambiente musical, obtendrá de manera inconsciente cierta afinidad e inclinación hacia la música. Cuando a esta persona le llegue la edad de elegir una carrera, probablemente su decisión ya este condicionada y escoja una carrera musical. De ser así, esta persona construirá su futuro mito personal en base a estas habilidades -e inclusive- (viendo el lado positivo), terminara por sobresalir y convertirse en una eminencia en su área, por el mismo hecho de haberse iniciado tan tempranamente en ella.
Al respecto, Goethe escribió: "No es extraño que a quien la naturaleza eleva, coseche grandes éxitos", haciendo una referencia sobre quienes nacen en un entorno que los favorece y terminan por ser buenos en algo en especifico.
Pero mas adelante, en el mismo verso, Goethe reafirma la superación del mito personal, añadiendo: "Del poder que a todo hombre encadena, se libera solo aquel que se supera".
Nuestro propio mito personal impurificado, construido en base a cualidades e ideologías desarrolladas de manera externa (y muchas veces, adquiridas hasta forzadamente), termina por volverse, sin siquiera darnos cuenta, en el mayor condicionador de nuestra vida.
De esta forma, nos asemejamos a un gusano de seda. Pensamos que somos libres tejiendo, cuando en realidad fuimos concebidos para tejer.
La superación del mito personal deberá ser un objetivo para quien quiera llevar un libre desarrollo de su personalidad, porque para que aflore el verdadero yo, uno debe librarse de todas las influencias del inconsciente colectivo.
Citas extraídas de "Los secretos", de Johann von Goethe.
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